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Seguro que en los últimos tiempos has oído hablar de la renuncia silenciosa: trabajadores que se niegan a asumir más funciones o hacer horas extra. Es una mayor carga de trabajo que no implica un mejor sueldo, sino que este se mantiene. Muchos trabajadores acaban cediendo porque no saben cómo decir que no a su jefe, por miedo a las posibles represalias que puedan padecer. Pero… ¿Cómo me puedo negar a trabajar más por el mismo sueldo? Vamos a ver las claves y algunos consejos para evitar este tipo de situaciones que no son nada agradables, como por ejemplo: repasar la descripción de tu puesto, qué está incluido en la nueva propuesta e incluso, intentar negociarla. No te los pierdas.

Cómo hacer una hoja de vida profesional

Repasa la descripción de tu puesto

Cada puesto de trabajo tiene aparejadas unas funciones. ¿Las nuevas responsabilidades que te quieren otorgar encajan dentro de esas funciones? Si es así, difícilmente podremos negarnos con base en esto; pero si no encajan tenemos la razón perfecta. Recuerda que te puedes negar a asumir funciones que no corresponden a tu puesto de trabajo sin temor al despido. A partir de aquí, puedes negociar un cambio en las condiciones de tu puesto de trabajo en las que se incluyan estas nuevas funciones y, lógicamente, una mejora salarial.

¿Qué recursos nos ofrecen?

Si no quieres asumir nuevas funciones a cambio del mismo sueldo, pero tampoco quieres cerrar del todo esa puerta, infórmate de los recursos o los beneficios que te ofrecerán. Quizá cobres lo mismo, pero tengas horas extra, puedas delegar algunas de tus tareas actuales, etc. Si es así, adelante. Si además de no ofrecernos una mejora salarial, tampoco mejoran el resto de condiciones laborales, nos podemos negar. Si no sabes cómo hacerlo, te recomendamos mirar el siguiente punto.

Renuncia por profesionalidad

Quizá te suene paradójico renunciar a nuevas funciones en pos de tu profesionalidad, pero es una respuesta de lo más profesional. El argumento es simple: una mayor carga laboral afectará de forma negativa al resto de tareas. No tendrás tiempo ni energía para asumir todas las funciones, lo que a la larga acabará por comprometer los resultados de la empresa. Un buen jefe comprenderá estas razones, y quedas como una persona responsable y fiable. Si no es capaz de atender a estas explicaciones, quizá debería replantearse su capacidad de mando.

Ofrecer alternativas

Otra de las formas de decir no es rechazar la oferta a la vez que proponemos una solución alternativa a la propuesta que nos han hecho. Explora otras soluciones, modifica las funciones que te quieren asignar… Por ejemplo, puedes sugerir a otro compañero para que asuma estas nuevas funciones, o invitar a la otra persona a esperar unos días mientras buscamos una solución. Del mismo modo que tú buscas una alternativa, tu jefe puede hacer lo mismo y encomendar esas funciones a una tercera persona.

Situación de emergencia: acepta… con fecha de caducidad

Nos podemos encontrar con una situación excepcional donde nos veamos “obligados” a aceptar este encargo. Si a pesar de todos decides sacrificarte por el bien de la empresa, siempre puedes hacerlo con unas condiciones. La más importante es marcar una fecha límite en la que podrás deshacerte de la responsabilidad adicional, o donde se renegociará tu salario para mejorarlo si continúas con estas nuevas tareas o funciones. De este modo, nos aseguramos de que la situación de emergencia es eso, un imprevisto, y no algo habitual que nos acabe perjudicando.

A pesar de todo, debes tener en cuenta que si las nuevas funciones encajan en tu puesto de trabajo y no implican trabajar más horas, difícilmente podrás negarte a asumir nuevas funciones. En cualquier caso, nunca está de más aprender a decir que no en el trabajo para evitar situaciones de abuso o sobrecarga laboral que tendrán pésimas consecuencias en el rendimiento.

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