Si quieres que tu perfil profesional sea tenido en cuenta en los distintos procesos de selección, hay una serie de datos que no pueden faltar en tu currículum. Aunque cada empresa tiene sus propios protocolos de reclutación, existen ciertos estándares que definen los valores más importantes de las candidaturas. A priori, podemos llegar a pensar que cuanto más largo sea un CV mejor. Sin embargo, la realidad es que un buen currículum no debería exceder de dos páginas para que posea información suficiente del candidato sin despistar la atención del reclutador. Así pues, ¿cuáles son los apartados más importantes del currículum? ¿Qué datos lleva un buen Curriculum Vitae? Lo vemos a continuación.
¿Qué datos debe llevar mi Curriculum Vitae?
Un curriculum vitae debe contener solo lo esencial. Al final, el objetivo es que el profesional de recursos humanos tenga la curiosidad necesaria para llamar al candidato después de una lectura, a una futura entrevista de trabajo. ¿Con esto qué queremos decir? Que un CV no puede ni debe saturarse con información ambigua y que no aporte nada interesante para el reclutador.
Existen una serie de datos que no pueden faltar en tu currículum porque son la base de conocimiento personal y profesional, que brinda al reclutador la información necesaria para evaluar la candidatura. Este quizás, es el punto más complicado, porque para cualquier candidato no es sencillo saber resumir y condensar un resumen de vida omitiendo la información superflua y destacando la interesante.
1. Información de contacto
Un error bastante frecuente consiste en incluir datos erróneos entre la información de contacto, que pasan desapercibidos en las sucesivas revisiones. Una cifra equivocada en el número de teléfono, o una letra de más en el email pueden terminar por arruinar hasta la candidatura más profesional.
Una de las cosas que debes revisar antes de enviar tu currículum es que este contenga unos datos de contacto correctos.
2. Datos académicos y experiencia
A pesar de que el currículum por competencias sea uno de los modelos más innovadores, en la mayoría de empresas reclutadoras sigue siendo imprescindible incluir los datos académicos y la experiencia laboral previa. Ten en cuenta, que para muchos de los puestos de trabajo se requiere de un mínimo de conocimiento técnico, un hecho que no solo se adquiere en base a las capacidades personales de cada uno, sino que necesita de cursos, master o titulación específica.
Si en tu caso tienes un CV sin experiencia, puedes apostar por añadir actividades de voluntariado en tu currículum o prácticas en empresas del sector. Cualquier trabajo aunque no sea remunerado, puede ser incluido en el resumen laboral.
3. Competencias extracurriculares
En este grupo se integran todos aquellos logros en el currículum y habilidades que no tengan relación directa con una titulación profesional, sino que formen parte del bagaje personal del candidato.
¿Has estudiado algún idioma adicional? ¿Tienes una segunda titulación para complementar tu carrera principal? ¿Algún premio o mención especial que pueda ayudarte a destacar en el proceso de selección?
4. Objetivos profesionales
Uno de los errores más frecuentes de la mayoría de currículums actuales es que los candidatos no incluyen en ningún lugar del CV cuáles son sus objetivos profesionales. Estos objetivos en el currículum deben venir en relación al puesto de trabajo de la candidatura, y que de algún modo sean transversales a las necesidades de la empresa.
De este modo, el reclutador puede saber con mayor seguridad si un profesional se adapta bien a la vacante disponible, o por el contrario posee el conocimiento técnico, pero no la actitud necesaria para desarrollar el trabajo de forma eficiente.
5. Aficiones y gustos personales
Gran parte de los candidatos omiten esta parte por considerarla irrelevante y sin importancia para el proceso de selección. Sin embargo, incluir en el CV aficiones y gustos personales es un añadido que en la mayoría de los casos resulta bien acogido por parte de los profesionales de recursos humanos. No hay que olvidar que un trabajador es algo más que un número, y su actitud personal marcará la diferencia entre un profesional capaz de adaptarse en un equipo y otro que no resulta competente en el entorno de la empresa.
Cada vez son más los reclutadores (en especial para empleos dirigidos a un contrato fijo o indefinido) que tienen en cuenta factores psicológicos y personales para determinar si un candidato es apto para el trabajo, al margen de su formación teórica o práctica.
En objetivo de esta técnica, lejos de la intrusividad profesional, debe radicar en adecuar lo máximo posible la candidatura a las aptitudes del profesional que se va a seleccionar.