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Las nuevas generaciones han llegado pisando fuerte al mercado laboral. Ya pasó con los millennials, pero la cosa se ha radicalizado con la incorporación de la Generación Z al mercado laboral. Entre los fenómenos más destacados de los últimos años nos encontramos con el job hopping, cambios de empleo frecuentes. El trabajador va “saltando” (hopping) de un puesto de trabajo a otro, de una empresa a otra. Algo que a las empresas no les gusta, pero de lo que también se pueden aprovechar. La gran adaptación al cambio y la falta de compromiso con la empresa son las principales ventajas e inconvenientes de los job hoppers. Descubre más a continuación.

Es bueno o malo ser un job hopper
GaudiLab || Shutterstock

Qué es el job hopping

Como su propio nombre indica, los job hoppers son profesionales que cambian de empresa o puesto de trabajo en periodos de tiempo relativamente cortos. Esto implica una elevada tasa de rotación en las organizaciones. Para comprender este fenómeno, hay que tener en cuenta los cambios en el paradigma cultural: las nuevas generaciones no comparten la idea de estabilidad laboral que tenían no ya sus padres o abuelos, sino la generación inmediatamente anterior. Se acabó aquello de entrar con 16 años en una empresa y jubilarse en ella.

Las nuevas generaciones tienen una ambición desbocada que les invita a buscar nuevos desafíos. Los trabajadores se aburren más rápido, están más dispuestos a dejar su zona de confort para adentrarse en nuevos retos, para afrontar escenarios complejos o de mayor presión. A ello hay que sumar las dificultades en la inserción laboral. Las generaciones previas hacen de tapón, y en cierto modo obligan a las nuevas a ir dando saltos de empleo en empleo hasta encontrar un donde se sientan a gusto o que cumpla con sus expectativas.

Pros y contras del job hopping

¿Te sientes identificado con esta situación? Si es así, deberás hacer valer tus capacidades a la hora de postularte para un empleo, haciendo frente a las desventajas o prejuicios que existen contra este fenómeno en algunas empresas. La principal ventaja de los job hoppers es que se trate de un perfil de alta productividad y gran experiencia a pesar de su edad. Llegan a una empresa dispuestos a crecer profesionalmente, cumplen con lo que se espera de ellos, y disfrutan de una experiencia acumulada en diferentes empresas que puede ser de gran utilidad.

Otro de los aspectos que puedes resaltar es la capacidad de adaptación a los cambios. Un job hopper es por definición un profesional preparado para el cambio, que no tiene miedo a las novedades. Un profesional en constante adaptación. Esto puede resultar de gran utilidad para muchas empresas. Por último, su diversidad de experiencias les permite disfrutar de una amplia red de contactos profesionales que también puede ser de gran valor para las empresas.

En el otro lado de la balanza están las desventajas de los job hoppers, fruto en la mayoría de casos de los prejuicios sobre esta figura. O más concretamente, sobre los trabajadores que cambian de empleo con frecuencia. Algunas empresas consideran el job hopping como una falta de compromiso con la organización. No consideran rentable invertir en la contratación de una persona que al cabo de seis meses, un año o dos años dejará la empresa y se irá a la competencia. Los cambios de empleo constantes también pueden ser sinónimo de conflictividad laboral.

Cómo saber si debes cambiar de trabajo

Hay muchas razones para plantearnos un cambio de trabajo. Si eres un job hopper, te darás cuenta de que necesitas nuevos retos en tu carrera profesional. Notarás que estás estancado, que tu actual empleo ya no te motiva. También puede influir la cuestión salarial, o la posibilidad de acceder a nuevas responsabilidades. A estos aspectos se suman otras cuestiones, como el mal clima laboral. Si es tu caso, no olvides destacar las cualidades de los job hoppers en la entrevista de trabajo o en tu CV.

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