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Hubo un tiempo en que los trabajadores competían por hacer horas extras, por completar más tareas y ser el empleado del mes. Sin embargo, las tornas han cambiado y ahora se habla de la renuncia silenciosa o quiet quitting. Es el fenómeno que sucede a la Gran Renuncia, cuyo efecto se ha sentido especialmente en EEUU. Los trabajadores tienen la sartén por el mango, pero el debate está abierto. ¿Ha cambiado el paradigma laboral, los trabajadores son cada vez más vagos o sus reivindicaciones son justas?

opiniones sobre la renuncia silenciosa

¿Qué es el quiet quitting?

Pero antes, vamos a definir el concepto renuncia silenciosa o quiet quitting. Es el fenómeno por el cual los trabajadores se limitan a hacer aquello para lo que fueron contratados. Dicho así, nos puede algo lógico: te contratan para cumplir una misión, y haces lo que esperan de ti. Sin embargo, el quiet quitting también implica dejar atrás las horas extra y las tareas adicionales que pueden estar asociadas a un puesto de trabajo. Una forma de acabar con la sobrecarga laboral que ha recuperado la generación Z, y que está destacando en EEUU.

Este concepto está indudablemente asociado a la Gran Renuncia. Si nos fijamos, las causas de los dos fenómenos son similares: exceso de trabajo y prioridad de la salud mental y el tiempo libre, la búsqueda de la conciliación laboral y familiar. Las nuevas generaciones dan preferencia a sus prioridades vitales. Lo vimos con la Gran Renuncia y lo vemos ahora, cuando rechazan asumir más responsabilidades de las que les corresponden. Al final, el concepto es el mismo: el trabajo no es tu vida.

¿Cuáles son las opiniones sobre la renuncia silenciosa?

No hace falta decir que el concepto quiet quitting, que se ha viralizado en redes como TikTok, ha supuesto un terremoto en la dirección empresarial. Supone un cambio radical en la que muchos denominan cultura del esfuerzo, en la cultura corporativa de las empresas. Acostumbrados a que los trabajadores completen horas extras sin rechistar o asuman tareas que no les corresponden, el choque generacional se ha hecho evidente a raíz de la renuncia silenciosa. Está claro que las prioridades de la Generación Z son muy diferentes a las de sus antecesores.

Sus detractores no dudan en señalar la renuncia silenciosa como una muestra de vagancia de las nuevas generaciones. Lo ponen como ejemplo de una falta de implicación de los trabajadores con la cultura empresarial, algo especialmente chocante en empresas americanas. Quizá en Europa tengamos un concepto diferente del trabajo al de los americanos, por no hablar de los asiáticos. Pero aun así, en muchas empresas lo consideran una falta de consideración por la empresa, por los valores corporativos y la empresa. Además de una mala conducta.

Al otro lado están los defensores de la renuncia silenciosa, quienes señalan diferentes razones para apostar por ella. Entre los más destacados, los jefes abusivos, la cultura de la prisa y la sensación de cobrar menos de lo que realmente merecen. Un contexto poco estimulante a la hora de regalarle su tiempo a unos empresarios por los que se sienten explotados. La pregunta es sencilla: si no se preocupan por mí, ¿por qué voy a preocuparme por la empresa?

Quizá estemos ante una nueva revolución laboral. Es importante dar con el equilibrio necesario para garantizar el tiempo libre de nuestros trabajadores y su salud mental con las necesidades de la empresa. El exceso de horas extra no pagadas puede ser un factor determinante a la hora de generar rechazo. Por eso, aumentar los días de vacaciones o reducir la jornada laboral a modo de compensación en los momentos de menor carga laboral pueden contribuir a frenar este fenómeno.

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